"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante."
  • Ernesto Che Guevara

domingo, 28 de febrero de 2010

El capitalismo ya tiene su mártir


Eduardo Zapata, preso común, cumplía condena por desorden público, desacato y resistencia desde 2004. Además en reiteradas ocasiones había sido condenado por estafa, exhibicionismo público y tenencia de armas. Se declaró en huelga de hambre porque no le proveían de teléfono y cocina en su celda.

Como podemos comprobar por las informaciones, el caso dista de ser el de un preso de conciencia que ha entregado su vida por una causa. En primer lugar porque el capitalismo nunca será una buena causa. En segundo lugar, las autoridades cubanas le ofrecieron los mejores cuidados médicos que ya quisieran en EE.UU. (que de dispensárselos la factura que recibiría sería astronómica). Al parecer da igual que se haya levantado una cárcel inmunda en la misma Cuba bajo la autoridad americana o los casos de tortura en Abu Ghraib. Este caso, en el que a diferencia de los otros, el preso había sido juzgado, no es más que una oportunidad para los medios de azuzar el odio hacia Cuba, un país que mantiene la independencia, al contrario que muchos otros de América Latina, que siguiendo la doctrina Monroe América para los americanos -estadounidenses- no son más que estados títeres.

Ojalá y lo decimos desde el sentimiento internacionalista, Cuba mantenga la independencia y no la veamos nunca más plena de mafia y dictadores facinerosos.

viernes, 19 de febrero de 2010

POLÉMICA STALIN-TROTSKY (3/3)

(PARTE 1) (PARTE 2)

TROTSKY: ¿CONTRARREVOLUCIONARIO? ¿HÉROE? ¿LENINISTA? ¿RENEGADO?

En nuestra opinión, no hay ningún motivo para tachar a Trotsky de no comunista. Huelga decir que fue presa de la represión zarista, siendo desterrado a Siberia. Antes de que Lenin formulara sus famosas ‘’Tesis de abril’’ ya abogaba por romper con el gobierno provisional. Pertrechó al Ejército Rojo y lo dirigió hacia la victoria sobre las fuerzas coaligadas del Imperialismo. Hasta 1924, su trayectoria es impecable y ejemplar. Después, difamó de todos los modos imaginables a Stalin. Lo llegó a acusar de asesinar a Lenin. Contrariando las consignas leninistas, publicitó una internacional escindida de la soviética. Escribió numerosos libros. Algunos de ellos, aunque complicados y abstrusos, ilustrativos y pedagógicos, como la revolución permanente. Otros oprobiosos, como la revolución traicionada.

Pongamos las cosas en orden: Fue un revolucionario y comunista combativo. No renegó de su ideología, al menos no hay un solo indicio de ello. No era del todo leninista, pues un partido leninista requiere disciplina interna, la cual no fue capaz de acatar. En vez de marcharse, dirigió un movimiento disidente, obligando a sus miembros a practicar ‘’entrismo’’ en partidos socialdemócratas sin unidad de acción, sin control de exclusión de burgueses u oportunistas dubitativos, temeridad que se pagó más tarde, cuando los politicastros de la Cuarta Internacional perdieron todo compromiso revolucionario.

¿Y Stalin? Demostró pertenecer al credo comunista dejando atrás la NEP, y llevando a cabo la colectivización de la tierra y la planificación industrial. Se puede decir que la trayectoria de la URSS es parecida a la idea de Revolución Permanente.

Febrero a octubre de 1917: Revolución liberal coronada por el establecimiento en el poder de los soviets.

1917-1928: Dictadura burguesa de obreros y campesinos.

1928-: Dictadura del proletariado

De todas formas, el proletariado puede y debe ser el detentor del poder desde el principio.
Stalin pecó de ‘sacralizar’ su imagen ¿Pero acaso no lo hacen y hacemos muchos comunistas, por ejemplo, con la iconografía de Marx y Lenin y los trotskistas con la de Trotsky? Fue responsable de la abrupta caída de sus compañeros, pero de ello ya se han encargado de difundirlo, torpedeándonos día y noche, socavando sus contribuciones sociales, como la igualdad salarial femenina, lo que bajo el capitalismo aún no se ha conseguido. Quizá no fuera el más apto ni el más abnegado, pero cada vez que lo satirizamos nos unimos a los oligarcas, capitalistas, revisionistas y toda esa ralea de anticomunistas recelosos.

sábado, 13 de febrero de 2010

Camps y el franquismo

Se ha editado para la Comunidad Valenciana una guía divulgativa para los inmigrantes de los cursos de Comprensión de la Sociedad Valenciana que organiza la Consellería de Inmigración desde hace medio año, con el irónico título de Guía de acogida de Inmigrantes, cuyos contenidos ya han sido criticados -y con razón- por la oposición y entidades de Memoria Histórica, pidiendo la retirada del manual. Asimismo, afirman sin precisar los autores, que ha sido elaborado por un "comité de expertos de destacada trayectoria académica" (?).

Dicho documento (de ni más ni menos 150 páginas, y en cuya edición en valenciano se han encontrado errores gramaticales) comprende al final del mismo una sección con los principales acontecimientos históricos de España y la Comunidad Valenciana. En ella se encuentran tópicos claramente franquistas sobre la II República. Según este, la República se caracterizó por la ''quema de iglesias y asesinatos'' que “culminaron con la guerra civil española”'', es decir, se justifica el golpe de estado. La derecha neofranquista no se conforma con esto, sino que además omite vergonzosamente el carácter golpista de la dictadura militar, es más, oculta realmente que fuera una dictadura, pasando de soslayo 30 años de dictadura fascista. Según ellos, en esta fase, España pasó ''por diversas etapas, una larga de hambre conocida como postguerra, otra de apertura internacional, la más importante de desarrollo económico y, finalmente, el tardofranquismo, en el que existieron numerosas movilizaciones para ampliar las libertades políticas” De este modo, llega a insinuar que el franquismo colaboró antes de desintegrarse al establecimiento pacífico de una democracia. Tan pacífico que nunca se abrieron diligencias contra los verdugos que llevaban cuarenta años hostigando cualquier resistencia. Tan pacífico que muchos de sus colaboradores fueron luego garantes del nuevo sistema. Recordemos a Adolfo Suárez, secretario General del movimiento, Fraga, Ministro de información y turismo, etc. Y sobre la quema de iglesias, es un comentario realmente deleznable. Como sabemos los que no nos dejamos influir por esas ideas simplistas que todavía mantienen sus raíces en muchas generaciones, la Iglesia desde el primer momento se opuso frontalmente a la república por el proceso de secularización, de entrega al estado de la Educación y en último término apoyó el golpe de estado calificando la guerra de cruzada. No debe sorprendernos que setenta años después de la victoria del bando fascista, al que se suele llamar eufemísticamente ''nacionalista'' o como decían ellos ''nacional'', el franquismo siga siendo tratado sin justicia. Sigue dividiéndose el panorama político en ''las dos Españas'', cuando en realidad sólo aluden a una, considerando al PP y al PSOE lo mismo, fascistas.
No olvidemos el trato que se ofrece a la comunidad inmigrante, pretendiendo falsificar la historia ya no sólo a los de dentro, sino también a los de fuera, tratando -seguramente- de quitarles las ganas de quedarse en dicho país. Estos ramalazos fascistas no son exclusivos de España, aparecen en Europa con frecuencia en los últimos años. Ponemos como ejemplo el nuevo ''carnet de ciudadano'' que se desea implantar en Francia, el cual ensalza el patriotismo, y cuyo objetivo es que los inmigrantes se denominen ''orgullosos de ser franceses", algo que suponemos no tardará en debatirse en España, que tanto consideran al resto de Europa como modelo a imitar.

El capitalismo va a la deriva y se dirige hacia el fascismo. Hasta ahora han tenido un camino oneroso, después de un siglo lleno de revoluciones. Ahora, como no les frenemos los pies, pretenden volver a las andadas y recuperar el rumbo.

jueves, 11 de febrero de 2010

''Así destruyó Carrillo el PCE'' de Enrique Líster


Congreso del PCE enarbolando la bandera rojigualda

A mediados de octubre de 1944, estando en el frente ucra­niano al mando de la 2ª División del Ejército polaco, me llamó Dimitrov a Moscú. En una larga conversación me explicó las opiniones y planes de Stalin en relación con el problema español. Resumidas, esas opiniones y planes consistían en lo siguiente:

a) Stalin quería desbaratar los planes de los imperia­listas, sobre todo de los ingleses, orientados a dejar a Fran­co en el poder después de la derrota del fascismo en los campos de batalla.

b) Según Stalin, era necesario obligar a los dirigentes socialistas, anarquistas y republicanos a abandonar su po­lítica de pasividad y de espera a que el problema español lo resolviesen desde fuera los imperialistas.

c) Era necesario formar un Gobierno, o algo parecido, que pudiese hablar y tratar en nombre del pueblo español; sería deseable que ese Gobierno, Comité de Liberación, o como se le quisiera llamar, estuviese presidido por Negrín.

d) Y por último, esa representación de la democracia española debería estar respaldada por un movimiento po­pular, una de cuyas expresiones podría ser, en la situación de España, la lucha guerrillera.

En relación con esas cuestiones, y concretamente con las guerrillas, Stalin consideraba que Modesto, Cordón y yo debíamos trasladamos a Francia, a donde también de­bía trasladarse Dolores, sobre todo para ponerse ella en relación con Negrín y otros dirigentes republicanos.

Respondí que las opiniones y planes me parecían exce­lentes y que se trataba de ponerlos en práctica lo más rápidamente posible.

Dimitrov me comunicó entonces que los especialistas habían estudiado ya las posibles rutas para llegar a Fran­cia; que para nosotros se había previsto el viaje a través de Yugoslavia, y para Dolores a través de El Cairo.

El 7 de noviembre de 1944 Modesto, Cordón y yo sali­mos de Moscú en un avión especial. Después de hacer no­che en el camino, el 8 llegamos a Bucarest, donde perma­necimos hasta el día 11, en que salimos para Belgrado, llegando allí el mismo día.

En Belgrado surgieron dificultades para continuar el viaje, lo que nos obligó a quedamos allí más tiempo del que pensábamos. Aprovechamos ese tiempo para estudiar las experiencias de la lucha de las guerrillas y del Ejército Popular yugoslavo, al que estuvimos incorporados con nuestros grados de generales y de cuyo mando recibimos toda clase de atenciones y facilidades, pasando a formar parte del Estado Mayor personal de Tito y viviendo en su propia residencia.

Por fin llegó para Modesto y para mí la posibilidad de proseguir el viaje a través de Roma, donde estuvimos dos días, teniendo que quedarse Cordón en Belgrado algún tiempo.

Al llegar a París, en febrero de 1945, informé a Carrillo de las opiniones y planes expuestos por Dimitrov. Me con­testó que con esos planes lo que haríamos sería sacarles las castañas del fuego a socialistas y anarquistas, que es­taban en mejores condiciones que nosotros para tomar en sus manos la dirección de una salida democrática y que, además, contarían con la ayuda real y directa de ingleses, americanos y franceses, mientras que nosotros no recibi­ríamos de los soviéticos más que consejos, que de nada nos servirían.

Yo casi no conocía personalmente a Carrillo. Lo había visto dos o tres veces durante la guerra, ninguna de ellas en el frente, y más tarde una vez en Moscú, en 1939.

A principios de 1945, Carrillo lo tenía todo en sus ma­nos. Él había llegado a Francia en noviembre y se había apoderado no sólo de la dirección política, sino de todos los medios materiales del Partido.

Por fin llegó Dolores. Una espléndida villa, criados, es­colta, y todo lo demás seleccionado por Carrillo, la espe­ran. Y Carrillo la convence de que las opiniones y planes para el desarrollo en gran escala de la lucha guerrillera y la creación de un órgano de dirección política a tono con ese tipo de lucha, no tienen aplicación posible en España.

A pesar de esa actitud negativa de Carrillo, aceptada por Dolores y luego por otros miembros de la dirección del Partido según fueron llegando a Francia, Stalin conti­nuó llevando consecuentemente la lucha por barrer el fran­quismo del poder y devolver al pueblo español un régimen democrático.

Del 17 de julio al 2 de agosto (1945), tuvo lugar la Con­ferencia de Potsdam. En ella el caso español fue discutido repetidas veces en sesiones plenarias y en reuniones de comisiones. Stalin y Churchill llegaron a discusiones muy agrias sobre esa cuestión.

En la sesión plenaria del 19 de julio, es decir, a los dos días de abrirse la Conferencia, la delegación soviética presentó un memorándum en el que, entre otras cosas, se decía textualmente:

"El Gobierno de Franco constituye un grave peligro para las naciones amantes de la libertad en Europa y América, por lo que proponemos a los aliados:

Primero: romper toda clase de relaciones con el Gobierno español, y

Segundo: ayudar a las fuerzas democráticas españolas para hacer posible que el pueblo español establezca un ré­gimen político acorde con sus deseos."

En el acuerdo firmado al final de la Conferencia en lo que a España se refería, se decía textualmente:

"Los tres Gobiernos se sienten obligados a indicar claramen­te que por su parte no favorecerán ninguna solicitud de ingreso del presente Gobierno español, el que habiendo sido fundado con el apoyo de las potencias del Eje, no posee en atención a sus orígenes, sus antecedentes y su íntima rela­ción con los ejércitos agresores las cualidades necesarias para justificar su ingreso" en el seno de las Naciones Unidas."

Antes de la reunión de Potsdam existían ya dos impor­tantes documentos internacionales en los que el problema español estaba claramente incluido. Me refiero a las Decla­raciones de Teherán y de Yalta, firmadas por Stalin, Roose­lt y Churchill. En la primera y al tratar de Europa, se decía: «Eliminar la tiranía y la esclavitud, la opresión y la intolerancia.» En cuanto a la Declaración de Yalta, firmada por las tres mismas personas el 12 de febrero de 1945, decía:

El primer ministro de la Unión de Repúblicas Socialis­tas Soviéticas, el primer ministro del Reino Unido y el presidente de los Estados Unidos de América se consultaron entre sí, en provecho común de sus pueblos respectivos y de los pueblos de Europa liberada. Manifiestan su acuerdo de concentrar, durante el período transitorio de inesta­bilidad en Europa liberada, los procedimientos de sus tres Gobiernos para ayudar a los pueblos liberados del dominio de Alemania nazi y a los antiguos satélites del Eje en Europa, a fin de que resuelvan por medios democráticos sus urgentes problemas políticos y económicos.

El establecimiento del orden en Europa y la reconstruc­ción de la vida nacional económica deben lograrse por procedimientos que permitan a los pueblos liberados destruir hasta los últimos vestigios del nazismo y el fascismo y crear instituciones democráticas de su propia elección. Este es un principio de la Carta del Atlántico: el derecho de «todos los pueblos» a escoger la forma de gobierno bajo la cual desean vivir y la restitución de los derechos soberanos y el gobierno propio a los pueblos que han sido pri­vados de ellos por la «fuerza» de las naciones agresoras.

Para fomentar las condiciones en que los pueblos libe­rados puedan ejercitar estos derechos, los tres Gobiernos ayudarán conjuntamente al pueblo de cualquier Estado li­berado de Europa o de cualquier antiguo satélite del Eje en ese continente, en donde lo exijan las condiciones, a su juicio:

a) a establecer condiciones de paz interna;

b) a llevar a la práctica medidas de emergencia para la ayuda a los necesitados'

c) a formar un Gobie;no provisional ampliamente re­presentativo de todos los grupos democráticos de la población, comprometido a establecer, a la mayor brevedad po­sible y por medio de elecciones libres, el gobierno respon­sable de la voluntad del pueblo;

d) a facilitar, en los casos necesarios, tales elecciones 1ibres.


Los tres Gobiernos consultarán con las demás Naciones Unidas y con las autoridades provisionales y los demás Gobiernos de Europa cuando estén en estudio asuntos de interés directo para ellos.

Cuando, en opinión de los tres Gobiernos, las condiciones en cualquier Estado europeo liberado o en un antiguo satélite del Eje en Europa lo hagan necesario, se consultarán inmediatamente entre sí respecto a las medidas necesarias para cumplir con las responsabilidades mancomunadas expuestas en esta declaración.

Por ella reafirmamos nuestra fe en los principios de la Carta del Atlántico, nuestra adhesión al Acuerdo de las Naciones Unidas y nuestra decisión de formar, con Cooperación de los demás países amantes de la paz, un orden mundial bajo la ley, dedicado a la paz, a la seguridad, a la libertad y al bienestar de la especie humana.

El 1 de marzo de 1946 el Gobierno francés cerró la frontera ni con España, lo que representaba un duro golpe para los franquistas. Mientras tanto, a nosotros no se nos ponían obstáculos por parte de las autoridades francesas para pa­sar de Francia a España y de España a Francia a través del Pirineo o por mar.

El 4 de marzo, tres días después de cerrada la fronte­ra, se hacía pública la nota «tripartita» de los Gobiernos de Francia, Inglaterra y Estados Unidos en la que, entre otras cosas, se decía:

Los Gobiernos de Francia, el Reino Unido y Estados Unidos de América han cambiado impresiones respecto al actual régimen español y sus relaciones con dicho régimen.

Se ha convenido que, en tanto que el general Francisco Franco siga rigiendo a España, el pueblo español no debe esperar una asociación completa y cordial con aquellas nao ciones del mundo que, mediante un esfuerzo común, pro­dujeron la derrota del nazismo germano y del fascismo italiano, que ayudaron al presente régimen a elevarse al poder y que le sirvieron de modelo.

La amnistía política, el retorno de los españoles deste­rrados, las libertades de asamblea y asociación política y los arreglos para elecciones públicas libres son esenciales.

Un gobierno interno que se dedicase a estos fines de­bería recibir el reconocimiento y el apoyo de todos los pue­blos amantes de la libertad.


  • Mediante este artículo, perteneciente al libro Así destruyó Carrillo al PCE de Enrique Líster querríamos ilustrar algunas de las traiciones que urdió Carrillo y sus secuaces al PCE, al republicanismo y a la lucha por la liberación del fascismo. Asi mismo, podemos observar la abnegación de Stalin a la causa española. Gloria a la Unión Soviética que desde su nacimiento demostró una inigualable solidaridad por los pueblos oprimidos y proscripción eterna al capitalismo que con su indiferencia ayudó al franquismo a consagrarse y mantenerse treinta años después de su defunción.
Así pues queremos aprovechar para condenar a la vil socialdemocracia burguesa, llámese socialismo, laborismo o eurocomunismo.

miércoles, 10 de febrero de 2010

FORMAS DE GOBIERNO DEL CAPITALISMO Y SU INCOMPATIBILIDAD CON EL SOCIALISMO (1/2)

Lenin hablaba de una segunda fase del capitalismo, el Imperialismo, en la que los estados se organizan en torno a monopolios comerciales, trusts y holdings, en vez de una competencia multilateral. Esto sólo demuestra que en cierto punto, el capitalismo tiene que recurrir al socialismo para sobrevivir, lo que no quiere decir que adopte formas socialistas, pues se mantienen las relaciones laborales y el estado sigue siendo un instrumento de opresión de la clase burguesa.

No obstante, demuestra que el socialismo es viable, si ya lo han demostrado las experiencias pasadas. No renunciaré a la experiencia de la revolución. Marx diferenciaba su filosofía y concepción de la utopía en que no describe una sociedad perfecta, sino que somete a profundo análisis los pasos a seguir para llegar a una sociedad sin clases, a través de la experiencia que se irá abriendo paso. En este sentido el marxismo-leninismo adquiere su máxima diferenciación con corrientes de renegados, como el socialismo del siglo XXI (capitalismo del siglo XXI pujante) o el bochornoso eurocomunismo (anticomunismo).

Si la experiencia ha demostrado algo, ha sido que es imposible cambiar el orden de cosas por el diálogo, a menos que la clase opresora entregue el mando pacíficamente al proletariado. Y como eso no va a pasar, el proletariado se tiene que implicar en organizaciones de masas; sindicatos, partidos, etc. Cualquier medio, como introducirse en bloque en un partido reaccionario para cambiar la base o ''cambiar el sistema desde dentro'' no es más que un aserto pequeño burgués. No nos engañemos, el sistema sólo se puede cambiar, con más o menos derramamiento de sangre a través de una revolución violenta. Que haya o no muertes depende del grado de resistencia de la burguesía, es culpa y responsabilidad suya. El gobierno obrero que sustituya al gobierno burgués debe ser benigno en cuanto a sus sanciones pero implacable en cuanto a sus compromisos, tomar medidas lo más revolucionarias posibles, sin obedecer ruegos al contrincante. Se ha dicho que el comunismo implica opresión, terror, violencia. Bueno, eso ya lo refuté en un escrito anterior, y miles de escritores, militantes, simpatizantes e historiadores antes que yo, aunque a algunos les sirve más un refrán trillado que el más convincente de los argumentos, siendo ellos los que más recurren al discurso filibustero para intentar persuadirnos con su retórica derrotista de ''es imposible'' o ''todos acaban corrompiéndose''. Es decir, reconocen que el capitalismo es intrínsecamente injusto, pero como ''es el peor de los sistemas salvo todos los demás'' dejemos las cosas como están.

(LEER PARTE 2)

POLÉMICA STALIN-TROTSKY (2/3)

(PARTE 1)


2- LA REVOLUCIÓN PERMANENTE Y EL SOCIALISMO EN UN SOLO PAÍS


De algún modo se ha exagerado la validez universal de ambas posturas como doctrinas independientes


-La revolución permanente: El proletariado, en un país con burguesía débil –semifeudal ,colonia o semicolonia -, donde la clase burguesa pacta con la aristocracia, dando vía libre al proletariado a incorporar al campesinado a su reserva, es decir, el caso por ejemplo de la Rusia prerrevolucionaria y el de medio mundo en la actualidad, el proletariado debe conducir todo el proceso revolucionario , aplicando la ‘’revolución burguesa de proletarios y campesinos’’. De este modo lleva el desarrollo industrial y la abolición de las clases nobles, para a continuación acometer las clásicas reformas socialistas-nacionalización de la tierra, la industria y la banca-.

Esta interpretación no era nueva, y el único mérito que se le puede conceder a Trotsky por ello es el de difundirla, y en parte ya estaba aceptada por la línea oficial. No obstante, en algunos casos, la Internacional aplicó resoluciones contradictorias, como favorecer la alianza entre el partido comunista de China y el Kuomintang (el partido nacionalista).


-El socialismo en un solo país: Recibió muchos vituperios cuando únicamente consiste en llevar a la práctica el socialismo en el caso de que la revolución sólo haya triunfado en un país. Por otro lado, no son más que ignominiosos los pasos que ofrece Bujarin: El socialismo puede extenderse aun a ‘’paso de tortuga’’ por medio del monopolio sobre el mercado exterior.


(PARTE 3)

miércoles, 3 de febrero de 2010

Friedrich Engels (Prusia, 28 de noviembre de 1820 – Londres, 5 de agosto de 1895)

Nació en una familia burguesa, acomodada, conservadora y religiosa, propietaria de fábricas textiles y vitivinícolas. Sin embargo, desde su paso por la Universidad de Berlín (1841-1842) se interesó por los movimientos revolucionarios de la época: se relacionó con los hegelianos de izquierda y con el movimiento de la Joven Alemania. Enviado a Inglaterra al frente de los negocios familiares, conoció las míseras condiciones de vida de los trabajadores de la primera potencia industrial del mundo; más tarde plasmaría sus observaciones en su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845).

En 1844 se adhirió definitivamente al socialismo y entabló una duradera amistad con Marx. Aunque corresponde a Marx la primacía en el liderazgo socialista, Engels ejerció una gran influencia sobre él: le acercó al conocimiento del movimiento obrero inglés y atrajo su atención hacia la crítica de la teoría económica clásica. Fue también él quien, gracias a la desahogada situación económica de la que disfrutaba como empresario, aportó a Marx la ayuda económica necesaria para mantenerse y escribir El Capital, e incluso publicó los dos últimos tomos de la obra después de la muerte de su amigo.

En Bruselas, lugar de refugio de muchos izquierdistas europeos, participó activamente con Marx en la Liga de los justos (posteriormente Liga de los Comunistas). Marx y Engels se encargaron de redactar un breve panfleto con los principios políticos del nuevo movimiento y que describe el capitalismo con una claridad que sus seguidores consideran no superada. Publicado finalmente con el título de Manifiesto del partido comunista, llegó a tiempo de traducirse y difundirse por Europa antes de los movimientos revolucionarios de 1848. Tras esto, Marx y Engels volvieron a Alemania a participar en la lucha.

Engels no tuvo sólo protagonismo propio como teórico del socialismo, a pesar de lo contradictoria que nos aparece su doble condición de empresario y revolucionario, sino que siguió participando activamente en el movimiento socialista y comunista. Fue secretario de la Primera Internacional obrera (la Asociación Internacional de los Trabajadores o AIT) desde 1870, y participó también en la fundación de la Segunda Internacional.

Tras la muerte de Marx, Engels se convirtió en el garante de la incipiente socialdemocracia alemana, del socialismo mundial, salvaguardando lo esencial de la ideología marxista, a la que él mismo había aportado matices relativos a la desaparición futura del Estado, a la dialéctica y a las complejas relaciones entre la infraestructura económica y las superestructuras políticas, jurídicas y culturales. Engels se opuso al radicalismo izquierdista, pero tampoco concilió con la evolución reformista del movimiento revolucionario. Desarrolló y aplicó también el materialismo dialéctico, que llegaría a ser la filosofía oficial del movimiento comunista después de la Revolución rusa de 1917.