*La libertad. Madrid, 10-X-1925
Indudablemente, una de las más claras señales de que
el Socialismo realiza considerables avances está en el gran descenso que se
observa en los reparos y objeciones que se le hacen y en los ataques que se le
dirigen. No sólo estos son menos fuertes, sino aquéllos menos insistentes y más
cortos en número.
¡Qué diferencia de ayer a hoy!
Sin embargo, aunque el número de los que impugnaban
el Socialismo ha disminuido bastante y no se oyen tantas atrocidades como antes
se lanzaban contra él, todavía los que las profieren constituyen cifra alta.
Sí; todavía son muchos los que dirigen sus dardos al
Socialismo porque <<éste quiere repartir la propiedad, hacer iguales a
todos los seres humanos, establecer un régimen social contrario a la
libertad>> o realizar otros fines de la misma laya que los que dejamos
subrayados.
Ya que no de todos, vamos a hacernos cargo del que
atribuye al Socialismo un carácter liberticida.
Quienes sostienen que el Socialismo es contrario al
liberalismo –pues no otra cosa quieren decir los que afirman que establecido
aquél carecerían los hombres de libertad-, o tienen del liberalismo una idea
muy especial o desconocen los propósitos que persigue el Socialismo.
¿Se entiende por hombre libre el que esté sometido a
otro o a otros por la fuerza material? ¿El que no tiene más remedio que vender
su fuerza de trabajo a los que son dueños de los medios de producción? ¿El que,
precisamente por ser asalariado, mientras enriquece a los que lo explotan, vive
en la miseria o en la escasez? ¿El que, sumido en la ignorancia por el despojo
que sufre en el fruto de su trabajo, es burlado,
menospreciado o convertido en
lacayo o esbirro del mismo que le despoja? ¿O la obrera, que además de
experimentar el vasallaje del varón, explotada inhumanamente por el patrono,
ofendida por los hijos de éste o por los encargados y despreciada por la
sociedad si la miseria la arrastra a la vorágine de la prostitución? ¿O el
niño, a quien en vez de darle salud, recreo e instrucción convierte el régimen
burgués en máquina de beneficios y los expone a sucumbir por las peligrosas
funciones en que le emplea?
Para los que juzguen que son libres los seres
humanos que se encuentran en la situación expuesta, su aserto de que el Socialismo
es contrario al liberalismo es exacto, y contra ese liberalismo, a acabar con él,
va el Socialismo.
Pero si, como creen cuantos piensan rectamente, el
liberalismo no es eso, sino el que no haya ningún ser racional explotado por
otro, ni dependiente de la voluntad de otro, ni sometido por su ignorancia y su
ineducación (padecidas sin culpa por él) al instruido o al educado, ni expuesto
jamás, cualesquiera que sean los accidentes de su vida, a que nadie le sojuzgue
o coarte en lo más mínimo su pensamiento o su acción; en una palabra, si el
liberalismo lo constituye aquel estado en que todos sean dueños de sus
pensamientos y de sus acciones, sin que en nada cohíban éstos a los demás, el
Socialismo, lejos de ir contra él, lejos de serle adverso, trabaja y lucha por
su implantación efectiva.
La conquista del Poder político por el proletariado
–uno de los propósitos del Socialismo-, ¿a qué se encamina? A que la clase hoy
explotada, que es la que ha de poner fin a los privilegios de la burguesía o
clase explotadora, acabe con ellos para que cesen las desigualdades sociales
que en la presente sociedad existen.
La socialización de los medios de producción y la
distribución –otra de las principales aspiraciones del Socialismo-, ¿a qué
finalidad responde? A la de que, desapareciendo la apropiación privada de
dichos medios, cese el despojo que del fruto de su trabajo se comete ahora con
todos cuantos constituyen la masa asalariada y con muchos que trabajan en el
campo como colonos.
La abolición de las clases sociales –consecuencia de
las aspiraciones acabadas de señalar e idea suprema del Socialismo-, ¿qué
alcance tiene? El de suprimir los antagonismos económicos, matar de raíz toda
causa de esclavitud y dominio, extirpar las guerras, que nos convierten en fieras
y consumen inmensas riquezas, y hacer que los seres humanos formen una sola
familia donde todos miren por todos y la paz y el amor sean una verdad.
¿Y a quien esto aspira puede decírsele, ni con asomo
de razón, que es contrario al liberalismo? Es más: ¿puede haber libertad
mientras haya masas ignorantes, ineducadas, hambrientas, enfermizas, respirando
ambientes de picardía y criminalidad? ¿Pueden ser libres todos los hombres en
tanto unos vivan en suntuosos e higiénicos palacios y otros habiten en inmundas
zahúrdas?
Ni al Socialismo puede acusársele fundadamente de
ser contrario al liberalismo ni el régimen actual, de expoliación y de
intereses inarmónicos, cabe que tenga vida plena el liberalismo.
Y aun de la vida que tiene hoy, más de forma que de
esencia, y aun de las partículas de libertad que gozan hoy los ciudadanos (no
todos), una buena cantidad se debe al Socialismo, que no deja de ejercitar su
acción para obtener leyes y medidas que hagan menos dura la supeditación del
proletariado a la clase burguesa.
Consecuente con su carácter eminentemente liberal,
el Socialismo proseguirá su labor para alcanzar el mayor grado de liberalismo
posible en la sociedad burguesa; pero sus esfuerzos principales, sus mayores
impulsos los encaminará a acabar con ella, a vencer totalmente al bando
capitalista, porque sólo vencido éste y realizada la transformación que el
Socialismo predica será una verdad el liberalismo íntegro.