"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante."
  • Ernesto Che Guevara

domingo, 29 de abril de 2012

EL SOCIALISMO COMO NECESIDAD HISTÓRICA y orientación sobre sus formas político económicas.


ECONOMÍA: EL SOCIALISMO SOVIÉTICO

El capitalismo se ha mostrado sobradamente inoperante. En la actual crisis económica sería un embuste seguir defendiendo un modelo obsoleto y destructivo. El capitalismo nunca podrá asegurar el reparto equitativo de los bienes, ni el bienestar social ni tan siquiera la alimentación de las gentes. Es un modelo tan hipertrofiado y destartalado que resulta imposible corregir o arreglar.
¿Cuál es el origen de la actual situación? En el capitalismo domina la anarquía de la producción. Los capitalistas producen mercancías sin tener en cuenta que sean servicios o que sean útiles a la sociedad, habiendo en ocasiones déficit de bienes de primera necesidad. Sólo atienden a un criterio: la rentabilidad. En su afán de conseguir mayores beneficios producen compulsivamente, compitiendo con otras empresas por el dominio del sector. Para ello utilizan diversas tretas, como el alza de los precios. El alza de los precios hace menos accesible el producto a las masas. Por este u otros motivos la excesiva producción hace que dicha mercancía sea repudiada, la demanda decrezca y se entre en una crisis de superproducción. Al no poder amortizar el precio de la producción la empresa entra en crisis, teniendo que disminuir la producción o despidiendo a sus trabajadores. Estas crisis sólo se solucionan con la destrucción de parte de la producción y de empresas, con lo que desaparecen las más pequeñas y se acentúa la concentración monopolística. El paro también es una lacra común en las sociedades capitalistas. Las empresas siempre van a medir la necesidad de trabajadores del modo que pierdan menos en su contratación. Van a emplear el menor número posible de trabajadores y a los que empleen los tendrán en condiciones ímprobas. Esta es la superpoblación relativa, es decir, habrá una sobrepoblación en relación al volumen de mano de obra que una empresa necesite para sus propios fines, el máximo beneficio. Por ello siempre en una sociedad capitalista habrá paro forzoso crónico, puesto que la necesidad de mano de obra concierne a cada empresa.
Estas siempre serán condiciones inherentes al capitalismo, por mucha regulación, condiciones de contratación y de despido, convenios, etc.
En contra de lo que hace el capitalismo, el socialismo se basa en la planificación, es decir, la producción coordinada que elimina la anarquía de la producción y evita las crisis periódicas. El volumen de mano de obra no se mide según la rentabilidad o la eficiencia sino según las necesidades sociales y el bienestar. En el socialismo no hay un ejército industrial de reserva. Tampoco hay especulación financiera que deriva en el alza de precios, la inflación y la crisis. Los precios los regula el estado, no se trafica con ellos, no se hacen más privativos los servicios.
El socialismo es una necesidad histórica, también con la pervivencia de la naturaleza, puesto que la producción acelerada remite en la destrucción del medio ambiente.  Decrecimiento y planificación deben ser los criterios que guíen la economía, al contrario que los conceptos atávicos y egocéntricos de la competitividad, que llevan a la ruina moral y a la cosificación del igual.
¿Cuál es entonces el problema del socialismo en su aplicación? En el socialismo real hemos asistido a la rápida asimilación de modos de vida capitalistas, al enriquecimiento, etc. Los jerarcas de los antiguos países socialistas algunos de ellos pertenecían al partido o eran jefes de fábrica. El problema es que las fábricas actuaban como empresas capitalistas estatalizadas, cuando el socialismo tiene que ser una preparación para el comunismo, tienen que cambiarse las superestructuras. Una empresa debe estar socializada y organizarse democráticamente y horizontalmente. El conjunto de los trabajadores de una empresa es el sóviet, que se organizan según el Gósplan.

POLÍTICA: LA DEMOCRACIA POPULAR

Según los apologetas del liberalismo, desde la revolución francesa nos hallamos en una democracia. Democracia, palabra compuesta del griego, que significa literalmente ‘’gobierno del pueblo’’.  Así de cínicos se muestran al decir que el pueblo gobierna.
En una democracia representativa, el órgano de poder máximo es la asamblea representativa. Los procuradores votan y mandan ejecutar las leyes. El pueblo no vota las leyes, no las redacta. Se limita a votar cada cierto número de años la composición del parlamento. Bueno, ni tan siquiera. Vota a diferentes partidos (de los que no vota su programa). La composición se forma dentro del partido. El parlamento vota al presidente del gobierno (no el pueblo) y el presidente forma su gobierno según su propio criterio. A partir de ahí el presidente gobierna con mano de hierro durante los años que dure su legislatura, imponiendo su postura a su equipo de gobierno, a su partido, al parlamento y al pueblo entero. El parlamento ni siquiera actúa como censor de sus leyes, puesto que la mayoría gobernante forma parte del partido del presidente. El pueblo ni siquiera vota al partido, puesto que la mitad de la población puede oponerse a la elección del presidente. La mitad de la población desaprueba a su máximo gobernante puesto que puede salir elegido gracias a los trapicheos de los delegados, coaliciones, favores a los intereses partidistas, etc. En el período que gobierna no lo hace para el pueblo, sino respecto a sus intereses de partido, de clase. Por representar la asamblea ni representa, sino que los políticos son profesionales, pertenecen a otra casta, están divorciados del pueblo. No hay asalariados en sus filas, trabajadores de un sector, etc, por lo que no pueden representar una realidad que no conocen. Esta democracia es una impostura. Incluso el pueblo puede ser desfavorable en cierto momento al presidente, pero este no puede ser revocable, por lo que está gobernando contra la mayoría.
La democracia en el estado capitalista burgués es sólo un embuste que sirve para apuntalar el orden de explotación vigente.
La solución sería conjugar la democracia representativa, participativa con la directa. Esta no es una democracia representativa, sustitutiva del pueblo, sino directa, el pueblo ejerce su propia 
 representación.





 POLÍTICA EXTERIOR: EL NEUTRALISMO ACTIVO.
Estamos asistiendo a una época de reinado absolutista de las potencias imperialistas capitaneadas por EEUU y la Unión Europea. Estos quitan y ponen gobiernos, a través de golpes de estado, encubiertos (sustitución del presidente de Grecia Papandreu por mandato divino de la Unión Europea) o manifiesto, a través de incitación a la rebelión, de la facilitación de armamento o de la invasión. Por supuesto estos ‘’reemplazos’’ se hacen con la excusa de la ‘’democratización’’ La democracia sólo puede estar ajustada a sus cánones, la representatividad y el partidismo convirtiendo esta idea en un absoluto, en una imposición, un dogma. La insubordinación a este arbitraje internacional, a esta intromisión en la soberanía a través de la existencia de la OTAN, UE o FMI ya es todo un desafío y motivo de amonestación. Un país soberano que aspire a la independencia debe desligarse del yugo de estos organismos coercitivos. La revolución socialista debe ir precedida por la lucha de liberación nacional, y un país socialista debe apoyar esta lucha, aunque sea la lucha de la burguesía patriota contra la burguesía vendida. Se debe luchar por la democratización de los organismos internacionales, la supresión del Consejo de Seguridad de la ONU que es utilizado como maniobra para realizar intervenciones imperialistas y genocidas, la refundación del Movimiento de Países no Alineados a partir de los cinco criterios de integración, la salida de las bases militares extranjeras dentro de un país, etc. Asimismo la retirada inmediata de alianzas capitalistas neoliberales como la UE y la creación o participación en organizaciones basadas en el internacionalismo y la solidaridad como el ALBA. 

IDEOLOGÍA: EL MARXISMO LENINISMO

El estado que proponemos no es un estado sincrético, ecléctico o transversal. No proponemos tampoco una revisión del marxismo leninismo, sino una actualización a la realidad actual. En ningún caso dicho estado debe convertir su revolución en exportable a otros países. Cada país, cada pueblo debe adaptar la revolución a su realidad y a su contexto. Tampoco se debe imponer la aculturación, la asimilación cultural e ideológica, sino la coexistencia entre naciones y la solidaridad internacionalista con estados independientes, sean o no socialistas, si combaten contra el imperialismo.
Dicho esto reconocemos la existencia del partido de vanguardia proletaria, no partido en el sentido electoralista. La organización de dicho partido en torno al centralismo democrático y reconocemos el estado como una dictadura del proletariado, dictadura de las clases trabajadoras sobre la burguesía y de la teoría de la lucha de clases como ley natural de la historia y mecanismo de progreso de la sociedad.

APUNTES SOBRE EL FIN DEL "SOCIALISMO REAL" Y CONCLUSIONES PARA EL FUTURO(2/2)

a) Agentes externos:


El imperialismo como hemos dicho actúa con odio voraz. Puede ser a través de invasiones, o de financiar golpes de estado. Pero es común que con el pretexto de la ''democratización'' de un país ponga a la opinión pública a su favor a la hora de usar organismos internacionales para condenar dichos paises. El embargo comercial es otro medio muy usual. El estado sanciona a empresas nacionales por proveer de recursos o créditos a cierto país, o incluso amenaza a empresas de otros países presentes en su territorio de sancionarlas, de cerrarlas su mercado si negocian con él. Esa empresa, lógicamente, pues se guía por el timón de la rentabilidad, elegirá al país con mayores posibilidades mercantiles. No hace falta decir que hablamos de Cuba. El bloqueo comercial provoca un impacto económico arrollador. Sin embargo, cuando se habla de la crisis económica que padece, la responsabilidad recae en el sistema económico.


b) Agentes internos:

Precisamente la ''caída'' de el bloque oriental ha sido por estos agentes. Desde el seno del PCUS se acometieron reformas que introducían el capitalismo. Casi una década antes, China con Deng Xiaoping hacía lo propio. En la mayoría de países, la propia jerarquía del partido se hacía partícipe de la contrarrevolución. ¿Por qué un partido que se supone debe asegurar la pervivencia del socialismo lo destruye? Muy sencillo, porque el partido y el pueblo se disocian. Se necesita una dirección centralizada de la economía. La economía planificada es el sistema más racional y consecuente. Se adelanta a los cambios demográficos, a las tendencias de consumo, a las necesidades cambiantes. Por eso es fácil asegurar el empleo. Simplemente si la producción en un sector deja de producir dividendos, se reubica al trabajador a otro. Para ello es necesario a. la correcta instrucción del obrero b. Garantizar la igualdad de los salarios, para que ninguno sea desmerecedor c.Por el mismo motivo, garantizar la correcta equipación con maquinaria, la justa para hacer el trabajo más llevadero. En el capitalismo el uso de maquinaria es excesivo. No se busca la comodidad del obrero, sino el menos gasto para el patrón. Mas me dejaré de circunloquios e iré al grano. La centralización de la economía es necesaria, y esta la debe asumir el partido en perfecta consonancia con el pueblo, organizado en sóviets. El pueblo debe tener una organización propia independiente. De este modo ya no sólo hablamos de estado socialista. Hablamos de un estado obrero. Al mismo tiempo los miembros del partido deben mantener las mismas condiciones de vida que el pueblo. La burocracia es una fente de capitalismo, de burguesía en potencia.

Pero no es burguesía en acto, pues los medios de producción los posee el pueblo a través de la dirección consciente del partido y del estado. Mas el pueblo debe poseer los medios de producción directamente con el aliento del partido vinculado a él. El partido subsume a los sóviets y los sóviets subsumen al partido como dos organizaciones paralelas.

-Organización del partido como agente de la contrarrevolución: Deben tomarse medidas para que el partido se depure con asiduidad de elementos contrarrevolucionarios. Unir la unidad de voluntad con la lealtad a las ideas comunistas. El líder del partido debe rendir cuentas a las bases, a los cuadros. El líder del partido es revocable, y asimismo la expulsión de miembros potencialmente peligrosos debe estar normalizada. El partido debe ser una unidad, una organización draconiana y a la vez democrática. 

-Existencia de pequeña propiedad privada como agente de la contrarrevolución. Hemos hablado de la planificación económica. La planificación debe abarcar todas las partes de la producción. Como hemos dicho el capitalismo se adelanta, en cualquier ejercicio de economía privada, domina el ''laissez faire''. El desempleo, la precariedad, aparecen ahí, contaminando toda la economía. Lo que es peor. La propiedad o arrendamiento de pequeños negocios crea desigualdades. Crea una pequeña burguesía que al tiempo irá acaparando más parcelas de poder. Crea beneficiados y perjudicados por los negocios. Crea las mismas bases del capitalismo. Este es un camino difícil de revertir si la táctica se convierte en estrategia y el pueblo no tiene su órgano, que debe ser además, el arbitrador del sistema, el sóviet. La propiedad de los grandes centros de producción aún es del estado, aún hablamos de socialismo, pero si no contamos con los organismos mentados, sólo queda un oneroso esfuerzo para restaurar la integridad del socialismo.

El avance del fascismo en tiempos de crisis


Vivimos en unos tiempos muy agitados y convulsos. Las formas sociales y políticas que conocemos van cambiando a una velocidad apresurada. Es ineludible el preguntarse si dentro de treinta o cincuenta años, cuando las formas que ahora se perfilan estén consolidadas, cómo verán los estudiosos de historia el proceso que se está gestado. Hay muchas similitudes, y muchos que dice que estamos pasando a una especie de fascismo. Sin embargo para ser rigurosos, científicos, ello sería errar en algunos puntos. Las condiciones no eran las mismas en los años veinte del pasado siglo, ni la concienciación social. No digo que no nos aproximemos a un sistema riguroso y opresivo, pero no exactamente a un fascismo.

Hacia los años treinta del siglo veinte, el mundo vivía la gran depresión. Grandes masas de trabajadores se hallaban sin empleo, en el llamado ejército industrial de reserva. El auge del marxismo causaba terror entre la clase empresarial, consciente de que los éxitos de la joven Unión Soviética, cuya economía crecía vertiginosamente durante los años de mayor padecimiento en el mundo occidental, pudiera animar a un proletariado leído y concienciado. Surgieron por ello varias propuestas para atajar el descrédito que sufría el capitalismo sin mellar sus bases; una de ellas fue la que aplicó Roosvelt en Estados Unidos, el New Deal, que destinó gran cantidad de recursos en obras públicas para combatir el desempleo, al tiempo que intervenía en la economía y dictaba leyes que protegían la libertad de sindicación y huelga, como la Ley nacional de relaciones laborales de 1935. Todo ello dio un alivio al sistema que hacía algunas concesiones al combativo proletariado dando una imagen además de relajación y humanización.  Por algo se dice ‘’los derechos no se regalan, se conquistan’’. 

Otra vertiente de esta renovación del capitalismo fue el llamado fascismo. El fascismo revestía su iconografía de símbolos tradicionales de la izquierda: el rojo y el negro (nazismo), el mono azul del obrero (falangismo). Además su ideología estaba tapizada con un cierto cariz obrerista: Sindicato Vertical en España, que agrupaba a obreros y empresarios en pos de la paz social en una suerte de corporativismo gremial, crítica del nazismo al capitalismo liberal representado por la figura del banquero judío, que concentraba el odio y la aversión hacia los judíos y no hacia la clase capitalista, etc.  

Se puede decir que el fascismo era obrerista en su cobertura, integrador de la clase obrera en sus ideas, puesto que toda la sociedad debía colaborar a favor de un objetivo común, la grandeza de la patria, de la que participaban todos orgullosos de su lugar como piezas distintas en un engranaje. Por supuesto con este embozo el capitalismo no se veía obstaculizado y continuaba la acumulación de plusvalía.
En la actualidad tenemos una crisis, como la de 1929, pero como ya he dicho la sociedad es distinta. Vivimos en un mundo unipolar en el que la forma de ejecutar las políticas económicas es la misma en todos los países. No hay alternativa ni modelos que puedan resultar atractivos a los trabajadores. 

Denostado el comunismo, el socialismo real, a través de una campaña de difamación y tergiversación de la historia, no hay espejo ideológico en el que verse reflejado. Por tanto no hay necesidad de incluir a la clase obrera, de darle comodidades para paliar su decreciente situación.  La televisión, potente sedante, se encarga de sugerir al sujeto del siglo XXI qué debe anhelar y qué necesita. El nuevo sistema, nada ajeno al capitalismo, no es obrerista como el fascismo, sino que vilipendia, responsabiliza al obrero, le hace permanecer cabizbajo con un sentimiento de vergonzosa culpa para seguir fustigándole por sus pecados, le hace creer que ha cometido un desfalco estos pasados años al mejorar su condición de vida y hacerla más desahogada.

No vemos en la burguesía ni sus portavoces más que alocuciones a favor del ahorro, del sacrificio necesario, del dispendio realizado en momentos anteriores. Estos gestores aseveran que se ha vivido por encima de las posibilidades que correspondían. Como un niño que ha roto un jarrón, ahora le incumbe al adulto engomar todos los fragmentos rotos y amonestar a su subordinado.

Por ello digo que no vivimos en un fascismo a la manera de hace un siglo. Aunque su objetivo es el mismo, perpetuar el capitalismo, no lo son sus formas ni la sociedad que lo da a luz. Mientras que el fascismo lustraba su avasallamiento con los cálidos barnices del populismo, el capitalismo globalizado descarga sus culpas hacia una clase obrera inmóvil.