"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante."
  • Ernesto Che Guevara

martes, 14 de octubre de 2014

¿Por qué queremos socialismo? Parte I




¿Por qué queremos socialismo?


Los comunistas siempre hablamos de la necesidad imperiosa de socialismo. Sin embargo, a menudo quienes nos dirigimos nos tachan de anticuados. Afirman que ha acabado la época de las revoluciones sangrientas, que la Gloriosa Revolución de Octubre se debió a un contexto de guerra y de hambre que ahora está fuera de nuestro mundo.





Pues bien, el hambre permanece. Si bien es cierto que el mundo es unipolar y que ya no alberga grandes imperios que luchen entre sí sino un solo imperio junto a pequeñas potencias que se disputan las migajas. En el llamado Primer Mundo seguimos encontrando (cada vez más) hambre, desempleo y precariedad. Los derechos conquistados son conculcados día a día. Pero es en el Tercer Mundo donde el capitalismo muestra su cara más abyecta: imágenes de niños desnutridos son habituales.





¿Cuál es la causa de esta terrible plaga? ¿Una mala gestión por culpa de sátrapas, dictadores y corruptos? ¿Falta de infraestructura fácilmente subsanable con créditos?




No podemos dividir el mundo en compartimentos estanco. La Revolución Industrial surgió en el centro y norte de Europa a finales del siglo XVIII. En una primera fase, la fabricación artesanal fue sustituida por máquinas. Como solo grandes capitales podían acceder al desembolso necesario para estos artilugios, y estos daban unos beneficios mucho mayores que los del taller individual, miles de artesanos quebraron teniendo que vender su fuerza de trabajo, así como los campesinos. Con el tiempo, la maquinaria fue perfeccionándose, estimulados por la competencia y la necesidad de obtener una ganancia extraordinaria. Al final, quienes eran capaces de modernizar sus máquinas eran los capitalistas que disponían de mayores capitales, los que podían arriesgarse más. Esto condujo a una concentración empresarial. Las pequeñas fábricas fueron absorbidas o cayeron por las crisis, originadas por la superproducción.





¿Qué es la superproducción? La superproducción es el resultado de la contradicción entre una producción cada vez más social y la propiedad privada de los medios de producción. ¿Qué significa que la producción es social? Significa que los productos, cada vez más elaborados, dependen de muchas ramas de la industria y agricultura. Como las empresas son independientes, no saben cuánta cantidad deben producir, por lo que tienden a producir más para obtener mayor beneficio y mayores mercados frente a los de sus competidores. Así, cuando pongamos un ejemplo, una empresa de fertilizantes quiebra, al haber menor oferta, otra decide subir los precios. La cooperativa o hacienda agrícola consumidora de estos fertilizantes, obtiene un menor beneficio por el alza del precio de su producto y en muchas ocasiones, al no compensar desembolso realizado, también quiebra. Es una producción cada vez más interdependiente, mientras que las empresas siguen siendo controladas por diferentes propietarios, que deben  avenirse a las leyes ciegas del mercado. 




Los capitalistas son conscientes de esta  situación de inestabilidad perpetua, por lo que se acentúa la concentración empresarial en monopolios. Un monopolio, aunque sigan existiendo empresas pequeñas, tiene mejores mecanismos para la distribución, la publicidad, el préstamo e influencia en el estado. Los monopolistas acaban siendo un poder paralelo al gubernamental, nutriéndose sus consejos de administración de políticos, ofertando el estado las mayores obras, influyendo poderosamente para la elaboración de reformas laborales, rescatando con ayuda de las arcas públicas empresas en apuros, etc.





Vemos por tanto, que las decisiones de los gobiernos están fuertemente mediatizadas por los monopolios, por tanto, no existe esa democracia de la que tanto nos hablan. Los principales partidos, apoyados por los medios de comunicación de los monopolios, apenas se distinguen unos de otros. La democracia es una de las creaciones ideológicas de la burguesía, que inculca través de diferentes canales y no permiten el cambio social.  Es lo que Marx llamó superestructura del medio de producción capitalista, o lo que Gramsci vino a denominar como ideología de la clase burguesa. Estas creencias, fuertemente arraigadas y presentadas como científicas y verdaderas, son obstáculos para el cambio social. 

Según los apologistas del capitalismo, la democracia es tal, primero por la elección democrática de representantes y segundo, por el libre mercado, que permite la movilidad social prácticamente desde la indigencia hasta la opulencia. Como hemos dicho, la democracia no es tal, al estar nuestros comportamientos condicionados por la burguesía a través de la educación, los medios de comunicación, la historia oficial y creaciones culturales como literatura, el cine y o arte. Ello hace que, aunque veamos que hay desigualdades palmarias, estas pueden ser subsanadas en el marco del capitalismo y del sistema parlamentario, porque este es la representación de la libre e igual lid (competencia) de ideologías, que basta exponerlas con claridad a las masas para que se impongan.





¿Por qué no se ha podido poner en práctica el socialismo hasta esta era histórica? Toda era histórica ha sido protagonista de desigualdades y polaridad social. Sin embargo, solo con el capitalismo se ha logrado, a partir de la revolución científico-técnica, un desarrollo de las fuerzas productivas que permita cubrir las necesidades de alimento, vestido, higiene, salud, cultura, educación y ocio. Sin embargo vemos que no es así. Por ejemplo, el capitalismo necesita del desempleo. Es el llamado ejército industrial de reserva. Para que una empresa se ponga en marcha, necesita de trabajadores disponibles.





Como hemos visto, el socialismo es necesario y estamos ante el momento histórico señalado para ponerlo en práctica. Nos falta por analizar la dicotomía existente entre países dependientes y las neo metrópolis y su desarrollo desigual.

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