Recientemente,
el embajador especial de Estados Unidos ha dicho que el presidente sirio Bashar
al Assad “debe ser juzgado por crímenes de guerra”. El presidente de Estados Unidos Barack Obama,
refiriéndose a la posible intervención en Siria so pretexto del uso de la
República Árabe Siria de gas sarín sobre población civil y cuya autoría no ha
podido ser demostrada ha definido a Estados Unidos como “el ancla de la
seguridad global”, confesando que “la carga del liderazgo puede ser muy pesada,
pero el mundo es un lugar mejor porque la hemos sobrellevado”.
Durante
la Guerra de Vietnam entre 1961 y 1971, Estados Unidos roció desde sus
aeronaves de manera sistemática el territorio indochino con potentes agentes
herbicidas y defoliadores denominados “Agente Naranja”. El uso del Agente
Naranja tenía como objetivo deforestar la frondosa selva vietnamita para así
descubrir a las tropas enemigas, que se movían con gran desenvoltura por ella
usando las tácticas de guerrilla. El resultado fue una importante
desertización, la destrucción de millones de hectáreas de cultivo y la muerte
de cientos de miles de personas. Las secuelas del vertido de dichos gases aún
perduran. Diez mil niños nacen al año con malformaciones derivadas del agente
naranja, mientras que muchas personas siguen muriendo de cáncer provocado por
dicho agente tóxico.
En 2005
se emitió en la cadena pública italiana Radiotelevisione Italiana (RAI) un
documental titulado “Faluya, la matanza escondida”. En él se asegura que
durante el asalto a la ciudad iraquí de Faluya en 2004, se usó fósforo blanco,
un agente químico incendiario que
provoca quemaduras graves. Según la narración esa sustancia “quema los cuerpos, los disuelve hasta los
huesos, dejando intactas las ropas”. Un ex marine relató así su experiencia:
“Vi los cuerpos calcinados de mujeres y niños, el fósforo blanco estalla en
forma de nube y quien se encuentra en un radio de 150 metros no puede
salvarse”. El diario Washington Post también informó sobre el uso de la
sustancia.
Pero el
uso de agentes químicos no es la única violación de derechos humanos de la que
se puede acusar a Estados Unidos en los últimos años. El encarcelamiento de
cientos de presos en la base de Guantánamo, los cuales llevan una década sin ser
sometidos a juicio, con vigilancia constante y aislamiento perpetuo continúa a
pesar de las promesas electorales de Obama. Diversos agentes del FBI
presentaron en 2004 informes denunciando abusos a los reos en la base estadounidense.
Algunas de estas torturas consisten en el ahogamiento, introducción de agua en
las vías respiratorias, privación de sueño, interrogatorios de veinte horas
diarias durante cincuenta días, etc.
En el
campo de batalla, la administración Obama es pionera en el uso de drones,
aviones no tripulados con control remoto que usa en Afganistán, Pakistán y
Yemen que se usan en operaciones contra líderes de Al Qaeda pero que suelen
provocar un importante número de víctimas civiles. El Buró
de Periodismo de Investigación, una asociación no gubernamental de
periodistas ha publicado informes en los que se estima que Obama habría
aprobado 312 ataques con drones en Pakistán que habrían causado más de 3.500
muertos entre los cuales la cifra de civiles sería de entre 411 y 844, de ellos
197 niños.
No es
cuestión de extenderse, puesto que existen kilómetros de pruebas que acusan a
Estados Unidos y a la mayor parte de sus dirigentes de crímenes de guerra y
crímenes contra la humanidad. Pero ninguna nación extranjera ni organismo de
arbitraje como la ONU ha impuesto un bloqueo comercial, ni ha impuesto una zona
de exclusión aérea (como en el caso de Libia, lo que se acabó demostrando como
una excusa para efectuar ataques aéreos indiscriminados, tanto contra objetivos
militares como civiles, lo que destruyó al país más próspero del continente
africano), ni ha sentado en el banquillo a sus responsables (sí en cambio lo ha
hecho contra los líderes de los países afrentados y colonizados, Saddam
Hussein, muerto en la horca y Muamar Gadafi, asesinado en un bárbaro bombardeo
planeado por el servicio secreto francés).
La ONU
y el Tribunal Penal Internacional no son más que vulgares títeres del decrépito
Imperio Estadounidense, que necesita de grotescos montajes y pretextos espurios
para satisfacer los intereses de su rapaz industria armamentística e iniciar
una aventura bélica mientras su pueblo malvive en parques de caravanas, tiendas
de campaña e incluso túneles. Este es el verdadero liderazgo de Estados Unidos,
un liderazgo que no se puede cuestionar, los misioneros de una democracia
panacea de todos los males cuyo evangelio ha de ser comunicado a todos los
gentiles. El Espíritu Santo de la buena nueva del capitalismo neocon multiplica los panes y los peces a los
jilgueros de su canto celestial, los tiburones de Wall Street, los gerifaltes
de los Partidos Republicano y Demócrata y los medios de comunicación que se
unen a su comparsa, mientras que el pueblo ha de conformarse con las migajas de
la bacanal, que no es sino el ser catequizados con su chovinismo, sus ansias de
dominación mundial, para que así ellos se sientan parte de ese pueblo elegido,
cuando son parte de los excluidos.
http://www.elpuercoespin.com.ar/2013/03/09/drones-obama-y-sus-asesinatos-a-control-remoto-por-david-bollero/
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